Está preparada tu computadora para tu DAW?

Carlos Richter

Cuál es la relación entre el DAW que utilizás y los recursos de tu computadora?

A man wearing headphones is sitting in front of two computer monitors.

Si estás pensando en actualizar la PC de tu estudio, o adquirir una nueva, ya sea para grabar, producir, mezclar o masterizar, pero no tenés muy claro que características debería tener, o en qué componentes invertir más, no te preocupes, en este artículo te contaremos los aspectos más importantes a tener en cuenta para lograr un equipo eficiente en dichas tareas.
Las computadoras se han convertido en una parte fundamental dentro de cualquier estudio, ya que son las encargadas ejecutar nuest
ro “DAW” (sigla en inglés de Digital Audio Workstation, o Estación de trabajo de audio digital, en español) favorito, almacenar nuestros proyectos y brindarnos las conexiones necesarias para periféricos tales como la interface de audio, controladores midi, etc.
Por ello, lo primero que tenemos que entender es que una computadora es un equipo formado por varios componentes, los cuales generalmente son: 


-  La Motherboard o placa madre
-  El CPU o micro procesador
-  La memoria RAM
-  Las Unidades de almacenamiento
-  La GPU o tarjeta gráfica
-  La Fuente de alimentación
-  La caja o Gabinete


En una PC estos componentes, además, pueden ser de diferentes marcas y fabricantes, poseer distintas especificaciones, y en gran medida
es de la interacción de todos ellos de donde proviene el desempeño o rendimiento del equipo.
Por este motivo, es
fundamental contar con un equipo equilibrado, ya que de poco sirve, por ejemplo, tener un procesador muy potente si el mismo está acompañado por una cantidad de memoria RAM insuficiente para la tarea que queremos realizar, o por unidades de almacenamiento extremadamente lentas que limiten de manera drástica su desempeño.


Sin embargo no todas las partes del equipo influyen de la misma manera en su rendimiento, por ejemplo, la mohterboard es la encargada de proveernos de toda la conectividad necesaria para el ensamble, desde el socket para el CPU el cual nos va a determinar qué procesadores podemos instalar y cuáles no, así como las ranuras para las memorias RAM, las conexiones
para las unidades de almacenamiento y hasta la cantidad de puertos USB disponibles, o mismo la fuente de alimentación, quien es la encargada de entregar tensiones estables a todas las partes del equipo.
y aunque si bien es cierto que las velocidades de transferencia soportadas por la
“mother” en los diferentes puertos, pueden tener un impacto en el desempeño, así como también la estabilidad de los voltajes entregados por la fuente de alimentación, estos podrían considerarse menores con respecto al impacto que tiene el resto de componentes.


Por todo lo dicho hasta ahora y con el objetivo de adquirir el mejor equipo posible dentro de nuestro presupuesto, es que se recomienda
no adquirir equipos pre ensamblados, sino que, con el asesoramiento de alguna persona entendida en la materia, armarlos a medida de nuestras necesidades, seleccionando cada uno de los componentes en base a las exigencias de las tareas a realizar, ya que de esta manera obtendremos más rendimiento por nuestra inversión.


A efectos de poder evidenciar dónde recae la mayor parte de la demanda en nuestros equipos, me he dispuesto a simular situaciones de mezcla y mastering en 5 de los softwares de producción musical más populares, realizando pruebas que van desde una leve exigencia, hasta llevarlos prácticamente al límite.

Los
DAW analizados fueron:                                            
- Pro tools 12.5 HD
- Cubase Pro 12.0.7
- Ableton Live 11.3.4
- Reaper 6.81
- FL Studio 20.0.5
Si bien no son las versiones más recientes, los resultados no deberían variar demasiado en las versiones actuales.


Para mi sorpresa, el comportamiento de cada uno fue bastante diferente. Por ejemplo, en una situación de mezcla de baja exigencia, donde tenemos 100 pistas de audio en 44.1KHz y 24Bits con un insert por canal, es decir un total de 100 plugins, lo primero que llamó mi atención fue que
Cubase se posiciona como el DAW que menos exige a nuestro CPU, mientras que FL Studio, es el que hace mayor uso de la memoria RAM, llegando a utilizar alrededor de 8GB, lo cual casi triplica el uso que hacen el resto de DAW de este apartado.


Ahora bien, en una situación mucho más exigente, donde cada una de esas 100 pistas pose 4 inserts, dando un total de 400 plugins, se destaca lo siguiente:

-  Todos los
DAW aprovecharon los 16 núcleos y 32 hilos de ejecución disponibles en el CPU.                               

Pro Tools se posiciona como el menos demandante en cuanto a memoria RAM, pero el uso de las unidades de almacenamiento durante la reproducción se incrementa, convirtiéndolo junto a Ableton en los más dependientes de este último apartado.

FL Studio sigue siendo el que más memoria RAM consume, pero seguido muy de cerca por el resto de DAW en esta ocasión.

FL Studio es también, el que mayor uso de CPU demanda, casi duplicando la utilización de   Ableton y Cubase de este recurso, quienes son los menos demandantes de este apartado en esta prueba, dejando a Pro Tools y Reaper en un puesto intermedio.
FL Studio fue el único software que no hizo uso de las unidades de almacenamiento durante la reproducción en ninguna de las pruebas, pudiendo esto explicar en parte, su alto consumo de memoria RAM para compensar dicha característica.


Por otra parte, en una situación de mastering donde utilizamos un archivo de 192KHz y 32Bits en coma flotante, acompañado de 10 inserts, con los plugins más demandantes del mercado utilizándolos al máximo de sus posibilidades, lo cual involucra oversampling, filtros de fase lineal, etc. nos encontramos con lo siguiente:

- El uso de CPU es muy similar en todos los
DAW, sin embargo sólo Cubase   y Reaper ofrecieron una reproducción de audio fluida y sin problemas, ya que tanto en Pro Tools como en FL Studio experimentamos inconvenientes esporádicos. En el primero ocurrieron interrupciones con ventanas de advertencia de sobrecarga de CPU, mientras que en el segundo, ocurrían pequeños clics y artefactos en el audio cada cierto tiempo durante la reproducción, por último, en Ableton, la reproducción estaba llena de clics y artefactos, los cuales al ocurrir de manera tan consecutiva generaban un audio totalmente distorsionado, haciendo imposible realizar este trabajo en dicho entorno.


- La utilización del resto de componentes del sistema, como la memoria RAM o las unidades de almacenamiento fueron mínimas en todos los DAW en este escenario, por lo tanto, es evidente que en una tarea de mastering el 100% de la exigencia recae principalmente sobre el microprocesador y además sólo sobre unos pocos núcleos del mismo, por lo cual, en este caso, es más importante contar con mucha potencia por núcleo, aunque estos no sean muchos, más que con mucha cantidad de núcleos, pero poco potentes.


Teniendo en cuenta lo expuesto podemos concluir que para un entorno de trabajo con audio digital, el componente más importante de nuestro equipo y sobre el que más recae la carga de trabajo es el micro procesador, advirtiendo que, en situaciones de mezcla las tareas se paralelizan y por lo tanto contar con muchos núcleos puede ser una ventaja, mientras que en una situación de mastering por el contrario, toda la demanda recae sobre unos pocos núcleos y es importante que estos sean lo más potentes posibles.
En un 2do orden de importancia tendríamos a la memoria RAM, en la cual nos va a importar mucho más su capacidad que su velocidad, siendo 16 GB suficientes para todas las pruebas realizadas en este ensayo.
Por último, y en un 3er orden de importancia, encontramos a las unidades de almacenamiento (sobre todo si contamos con unidades SSD), con las cuales si bien nos veremos beneficiados de tener altas tasas de transferencia, tanto para la reducción de tiempos de carga y apertura de los proyectos como para la reproducción en situaciones de mezcla en algunos
DAW, son el factor menos limitante a la hora de obtener una reproducción de audio fluida y sin inconvenientes, no obstante, combinar una escasa cantidad de memoria RAM con unidades de almacenamiento lentas podría generarnos muchos problemas.


Carlos Richter - Ingeniero de Mastering
carlosrichter69@gmail.com

By Juan Benegas May 14, 2025
Estás pensando en ella. Lo sé. Muchos lo sabemos. Pensás todo el tiempo en ella. - “Que luzca bien, que suene bien, que sea la mejor”- Tenés la esperanza (casi inconfesable) de que esta vez va a superar la belleza que le diste a la anterior. Y.. sí…hubieron otras antes. Pero para vos es como si siempre hubiese sido la misma, la única, tu primer amor. Y no te queda otra que pensar siempre en ella. A mí me pasa lo mismo. Por eso sé que, aunque la llames siempre de diferente modo (porque se presenta a vos con nombres distintos) vos siempre reconocés que es ella. ¿Cómo podría ser otra? Ella, la que a veces se te arrima tímida pidiendo que le enfatices los graves o que le sustraigas (con mucha delicadeza) los medios. La que otras veces irrumpe pateando la puerta de tu estudio y arranca, sin aviso ni conteo previo, con una transiente que te obliga a arrancarte los auriculares de un solo manotazo. O ésa que se muestra como una bailarina de ballet hasta que una subsónica hace estallar los monitores que cuidabas como a dos órganos primordiales de tu propio cuerpo. No importa. Nada importa. Vos le mejorás el look, tanto si llega rockera, rapera, trapera, popera, metalera, tanguera…era… era…¡Era ella!. ¡Es ella! La que sostiene vivo a un mundo hecho de silencios (o de ruidos insoportables). ¡Y vos sos nada menos que el responsable involuntario de vestirla de gala, y aún de desvestirla cuando cierta ropa está demás y oculta sus mejores atributos! Cada mañana te sentás frente a tu PC, entre cables verdaderos y plugins que simulan ser reales y empezás tu tarea única, irremplazable: embellecerla hasta que suene espectacular, sin siquiera cuestionar el estado en que llegó a tus manos. Cuando promedia el día te decís: “Ésta es la mejor de todas”. Y es lógico que atesores esa esperanza, porque no siempre ella viene hasta vos como te gustaría. Como cuando sentís que te llegó sin alma, o peor aún, ¡que nació sin alma! y te ves obligado a adornar su cuerpo vacío, fantasmal: ¡un engendro que nunca debió haber sido! Pero está ahí para deprimirte… pero no. Aun así, surfeando entre umbrales que bajan y envolventes que se adaptan a la increíble ausencia de arte, vos te la ingeniás para ungirla con tu propia visión de lo artístico. Sabés que miles de personas la van a escuchar, la van a disfrutar en compañía, gracias a tus decisiones tomadas en perfecta y total soledad. Y nadie va a pensar en tus horas allí sentado, ni en tus filtros patovicas decidiendo quién pasará y quién no, ni en tus regimientos decompresores poniendo un techo a piquetes de coros enmascarados, ni en tus reverbs escapadas de catedrales góticas, latiendo sutilmente escondidas en el corazón de ella, como si te nombraran sin nombrarte, imponiendo tu sello indeleble sobre miles de oídos alegremente distraídos. Todos bailarán al ritmo de ella y (mal o bien) la cantarán, disfrutarán la fiesta mientras vos volvés a sentarte para recibirla una y otra vez, siempre distinta pero igual , y recomenzar tu tarea de hacedor de lo invisible, sabiendo que no podés quedarte clavado, inmóvil, que tenés que mejorar, avanzar, que tu trabajo no puede terminar espejándose en mezclas de referencia que “vendieron bien”, para que todo siga sonando igual, con las curvas de ecualización esperadas y que ella se repita y reproduzca al infinito según el gusto formateado y congelado de la sociedad o de la industria del ruido secuenciado. A veces también te preguntás “¿Lograré dar una pincelada nueva para que ella pueda seducir desde otro lugar?” Te contestás que sí, y entonces empezás de nuevo. Te sumergís buceando en un océano delimitadores y expansores, como buscando vislumbrar una isla no habitada, desconocida hasta el momento. Pero a veces te decís que no, y querés irte lejos, subirte a un camión de carga sin carga, oteando el otro horizonte, ése que se escapa a medida que avanzás, sólo para dilatar tu propia felicidad. Es cuando encendés la FM a la derecha de tu volante y de repente la escuchás. Sí, es ella, la que masterizaste el año pasado. Y suena tan bien que tu camión emprende una curva de 180 grados, llegando al borde mismo de la cancelación, para regresar otra vez a tu estudio, a la magia de ese sonido que nadie nunca vio, ni podrá ver jamás. Ahora estás terminando tu jornada de trabajo y ella está otra vez en el éter, renovada, entrelazándose entre la gente con su vestido nuevo, audible, intangible como siempre. Descubrís que, a pesar de todo, tu profesión, que creció hasta convertirse en oficio (sí, sabés que el oficio es la evolución de la profesión) es un raro privilegio, aún en un mundo sonoro en evidente decadencia. Emprendés el regreso a tu casa, tranquilo, porque aún existe ella, la que siempre podrá ser mejorada. Mientras caminás lento por la vereda solitaria y poco iluminada de la ciudad que nunca descansa, alguien, que te cruza por causalidad, puede ver la mueca de tu boca, la mueca inequívoca de que aún cansado y con tus ilusiones manoseadas no podés olvidarla. No podrás nunca. Que seguís pensando en ella. Como yo. Como tantos… Juan Benegas (poniéndole alma y piel a los decibeles)
By Pablo Panitta April 28, 2025
Batido en señales sub-Nyquist. ¿Qué onda?
Dither y Noise Shaping. Abordaje práctico
By Pablo Panitta April 5, 2025
Introducción: Al reducir la profundidad de bits de una señal digital (por ejemplo de 24 a 16), se producirá lo que se denomina “ruido de cuantización”. Esto es producto de realizar un “truncamiento” (sacar los 8 bits menos significativos) de la señal de 24 y así llegar a la de 16 bits. A fin de reducir los efectos adversos de este proceso, es que aplicamos una técnica llamada “Dithering”. Este artículo no intenta presentar la teoría detallada del proceso (que por cierto existe mucha bibliografía al respecto), sino darle un abordaje más práctico, el cual es un poco más difícil de encontrar. Dither. Un poco de teoría. Ya dijimos que el “ ruido de cuantización ” es un efecto que aparece luego de haber reducido la cantidad de bits a través del truncado de la señal. La forma de minimizar este ruido de cuantización es a través del proceso de Dithering , el cual es simplemente el agregado de ruido blanco (aleatorio y uniformemente distribuido) a la señal original, antes de la reducción. ¿Agrego ruido blanco para eliminar “ruido de cuantización”? Esto no parece tener mucho sentido. Y es verdad, en una primera lectura esto no parece ser un proceso muy útil. La realidad es que el llamado “ ruido de cuantización ” no es un ruido como tal, sino más bien una distorsión .  Por definición, para que una señal sea considerada como ruido, debe ser aleatoria y, por lo tanto, no debe estar relacionada (correlacionada) con otras variables. Y resulta ser que el ruido de cuantización, si lo está, y su relación es con el nivel de la señal a cuantizar. Por lo tanto, lo que buscamos con proceso de Dithering es cambiar distorsión por ruido . ¿Y por qué esto sería un buen cambio? Bueno, resulta que la psicoacústica humana tolera mejor el ruido que la distorsión . Esta última resulta mucho más molesta y distractiva que el ruido en sí mismo. ________________________________ *1 Importante: El presente trabajo no constituye ninguna representación, recomendación o preferencia hacia ninguna marca o modelo mencionado. No se realiza un ranking de mejor o peor funcionamiento, sino solamente se exponen los resultados. *2 El agregado de ruido a la señal a recuantizar hace decorrelacionar el error de cuantización del nivel de señal, y por lo tanto lo transformamos en verdaderamente ruido en vez de distorsión. Dither. La práctica. A continuación se presentan los resultados de mediciones realizadas con una señal de 24-bits 997Hz a 2LSB (least significant bits) a la que se ha procesado con distintos plugins o DAWs, para convertirla a 16-bits. Como se mencionó anteriormente, con el proceso intentamos bajar la distorsión a costa de un mayor ruido, y por lo tanto podemos medir parámetros relacionados con estos fenómenos, a saber: TD (Total Distortion) y SNR (Signal to Noise Ratio).
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